Contento y humilde, Samuel Ethi no busca la gloria a través de la música, sino que contribuir a tumbar a Babilonia desde la cultura. Ese es el rol de Poema Negro, su primera producción discográfica, que agotó la primera tirada y que presenta un sonido totalmente auténtico.
En los cómodos sillones del Taller El Sol, disfrutando de una otoñal tarde de domingo, pudimos compartir un poco la experiencia de su trabajo, marcado por el esfuerzo y la consistencia. Arca Negra pregunta:
¿Cómo te inspiraste para llegar a hacer la música que haces y el mensaje que entregas?
Partió cuando era muy niño, de hecho, desde que tengo uso de razón porque tanto la familia de mi papá como la de mi mama eran músicos de iglesia evangélica. Mi papá tocaba, mi tío era el tecladista, y así, todos tocaban algo, mi abuelo tocaba el acordeón. Entonces siempre estuvimos en un ambiente musical y de alabanza, era algo muy familiar. De ahí partió, porque yo vibraba mucho viéndolos a ellos tocar música “moderna” mezclada con Salmos de alabanza.
Todo esto me hizo ver la música no sólo como subirse al escenario, sino que vivir con ella al lado y que sirva para lograr cosas para llegar a la gente, con mensaje con contenido.
¿Por ahí se manifiesta la fe Rastafari?
Todo fue una crianza muy cristiana, siempre. Entonces en la adolescencia, típico que pasas por la edad de los cuestionamientos. ¿Quién soy, para dónde voy, quién es Dios, existe Dios? Todo lo que das por hecho, llega una edad en que te lo cuestionas. En ese momento, que me sequé de cierta manera, vuelve el Señor a mí en forma de Rasta, Rastafari, el nuevo nombre de Cristo. Ahí se me expandió el cerebro, me iluminé y dije: hay que seguir trabajando, porque estaba como estancado espiritualmente. Rastafari me hizo volver a la lucha y a lo que hacía de niño: alabar pero también entregar algo a la gente, era algo que debía ser propagado. Ahí nació la motivación de hacerlo público, subirse a los escenarios, llegar a la gente en las poblaciones, en la calle, en los grandes eventos, estando ahí.
¿Y la inspiración lírica, la poesía?
La vida, los olores, la mujer, los amigos, la familia, el ambiente, la contaminación, la desigualdad… Un montón de cosas que te inspiran en el día a día a denunciar, a agradecer, a repudiar y también a acoger. Entonces la poesía es vida, la cotidianeidad es poesía y si la puedes canalizar en un escrito, a través de la música o una pintura, ya la estas entregando, la estas haciendo un medio de expresión que otras personas también pueden llegar a sentir y a ocupar para sí mismo, como un arte.
Ha pasado el tiempo y ya salió el primer disco ¿Cómo viviste todo ese proceso?
Siento que fui en un pulso mucho más lento, en comparación a otros en la escena. He ido paso a paso, cultivando algo mío, bien auténtico, sin tratar de copiar, aunque sí tomando las influencias que tengo desde la infancia. Empecé a escribir los temas el 2001 y saqué el disco a fines del 2006, principios del 2007. Entonces todo ese período hubo un proceso de trabajar con productores, de conocer gente, de madurar las letras y la parte vocal, de pisar distintos escenarios, de vivir cosas buenas y no tan buenas con la música, cuando piensas que las cosas funcionan pero no te funcionan. Yo necesitaba esa experiencia antes de decir: Este es mi disco. Me tomé el tiempo necesario y con los recursos técnicos y económicos que había. El 98% del disco es hecho por mí, arreglos, letras, música. A la vez iba conociendo otros músicos como Moyenei Valdés, Maca Meléndez, Pedro Foncea, Dj Dacel, Oskr T y todos los hermanos de la escena.
Siento que el disco madura como la marihuana, tiene su tiempo. Te la podís fumar antes, pero tal vez no tenga el mismo efecto que cuando esté madura. Esperé a tener fruto maduro para poder mostrarlo y decir: Poema Negro es un disco mío y quería que así fuese.
En cuanto a la producción musical se siente una influencia amplia y también algo de experimentación, algo que no se ha escuchado antes.
Partí con Reween en la producción musical. Hacíamos las pistas en su programa de computador, con el mouse. Yo tenía ganas de explotar musicalmente y el mouse estaba muy limitado, entonces necesitaba tocar algo. Soy autodidacta y saco notas más por sentimiento que por técnica. Necesitaba plasmar lo que yo podía hacer técnicamente y con mis capacidades. Entonces me compré un sintetizador y comencé a plasmar por ejemplo influencias paternas como Stevie Wonder y Lionel Richie, influencias del funk, del soul, del RnB. Después escuché harto hip hop a principio de los ’90. De hecho grabé un cassette con Dj Dacel de 7 temas, que se llamaba Tribu P.A.C. Rapeábamos sobre pistas gringas y ahí partieron las ganas de crear algo con pulso humano, de ir más allá de lo digital. Está grabado con mi pulso. Es lo que llamo la Infusión: pesqué esto, tomé esto, fumé esto otro y así fueron saliendo cosas que, en un principio eran un poco fomes, pero que de a poco se ha ido agarrando de sonido original y auténtico. Tengo influencias de muchos músicos, entonces para mí sería un honor también ser influencia para artistas jóvenes, explorando en cosas que no se hayan hecho para abrir la capacidad de atreverse a hacer ritmos nuevos.
Samuel, un artista aterrizado, que busca aportar desde la música negra, llegar a la gente de las poblaciones, a los niños, para quienes hace falta abrir espacios para la cultura. En eso reconoce su rol cultural y busca mantenerse activo con su disco Poema Negro, “algo original que salió del corazón”. Las proyecciones hacia el futuro no son las preocupaciones del hermano, quien vive el día a día. Lo que sí vislumbra con convicción es un viaje para mostrar su trabajo afuera.
“Necesitamos mantener esto bien real, no queremos vanagloriarnos, sino que necesitamos que esto sea un combo a Babylon.”