Pasó de ser una choreza a recibir halagos de los miembros de Pink Floyd y Radiohead. Easy Star All-Stars rearmaron “The Dark side of the Moon” y “Ok Computer” en clave jamaicana, y este mes llegan por primera vez a Chile para compartir la cosecha. Locura y paranoia se tiñen de verde, amarillo y rojo.
Casi dos meses han pasado desde que Roger Waters, bajista y fundador de Pink Floyd, aterrizara en Santiago con su gira “The dark side of the moon”. Más allá del smog, por ahí andará volando el chancho. Ahora, el vuelo viene asegurado con Easy Star All-Stars, el colectivo de Nueva York que se encargó de subvertir la obra magna de Floyd a la lengua de Bob Marley (“Dub Side of The Moon”, 2003). Y que el año pasado le puso dreadlocks al “Ok Computer” (1997) de Radiohead.
Easy Star All-Stars serán parte del Santiago Dancehall Festival que se montará el 27 de mayo en Arena Santiago, donde compartirán cartel con Ky-Mani Marley, Anthony B y Morodo. Los Easy Star llegan a Chile por primera vez colgados a la gira promocional de “Radiodread” (2006), su reinvención en verde, amarillo y rojo de los androides paranoicos. Una idea que pasó de ocurrencia freak –basureada en foros de fanáticos que temían el resultado– a favorita de los mismos creadores. “Cuando nuestra idea se coló en Internet, vimos mensajes negativos en los foros” cuenta Michael G., miembro fundador, guitarrista y productor de Easy Star All-Stars, desde su base de operaciones en Nueva York. “Pensaron que nos acercábamos a este proyecto como novatos”, continúa, “o sólo para hacer dinero, y a algunos fans simplemente no le gusta la idea que cualquiera se meta con álbumes que sostienen como sagrados”.
La idea del millón arrastra detrás no poca trayectoria. Michael Goldwasser y Ticklah (Victor Axelrod) metían ruido de hace tiempo en “la gran manzana”, primero como un proyecto de R&B y después convertidos al reggae. Hace unos ocho años, recuerda Michael G., un compañero de secundaria y gran fanático de “The Dark Side of The Moon” (1973), Lem Oppenheimer, sugirió que lo tocaran en clave reggae. “Escribí algunos arreglos y me di cuenta que el disco funcionaba realmente bien en reggae, debido a los tiempos más lentos y los cambios de acordes simples”, explica el hombre de Easy Star.
La alegoría a la locura de Floyd encontraba sus narradores dub tres décadas después del original, y tres años más tarde, “Radiodread” pondría el relajo en el terror distópico de “Ok Computer”. Michael G. estaba al tanto del riesgo de trabajar discos con ideas tan fuertes: “Pero los conceptos no cambian y ésa es una de razones por la cual estas adaptaciones funcionan tan bien. Las ideas contenidas en cada álbum –la condición humana, tecnología, capitalismo, locura, amor y guerra– son universales y preocupan a cualquiera, sin importar cómo lo presentes. Podrán haber sido presentados por unos tipos de Inglaterra en los ’70 y ’90, pero a nosotros en Easy Star nos preocupan estos asuntos, y estoy seguro que a la gente en Chile también”.
El público rock llegó a recitales reggae, y hasta David Gilmour, de Pink Floyd, compartió la volada. “Dijo que disfruta en verdad de ‘Dub side...’, y que lamenta haberse perdido nuestro actuación cuando estuvimos en Londres”. Y los de Oxford también alucinaron: “Todos los tipos en Radiohead apreciaron ‘Radiodread’, e incluso Thom Yorke lo mencionó sobre el escenario durante un concierto [N. de la R.: fue el 2 de junio, en un show en Filadelfia]. Cuando Radiohead tocó en Nueva York, mi socio Eric –mánager de Easy Star– y yo nos juntamos con Colin Greenwood por un rato”.
Para la reinterpretación de Radiohead, Easy Star convocó un dream team de la música de raíz jamaiquina –Horace Andy y Morgan Heritage, entre otros–, y a Chile llegan acompañados de algunos de esos intérpretes: Tamar-kali, Junior Jazz, y Menny More. Habrá temas originales, además de sus dos recreaciones conocidas. La próxima no la sueltan ni a cañón. “No puedo decírtelo...”, corta Michael G., “nos gustaría mantenerlo en secreto para que nadie nos robe la idea y lo haga antes que tengamos la oportunidad”. Hasta que saquen el otro, será entonces.
Por Marcos Moraga La Nación